Policiales con sabor sanisidrense II
 
En la novela policial para adolescentes El misterio del cuadro sin firma, su autor, Marcelo Suárez del Prado, se interesa en nuestro pueblo de San Isidro, donde sitúa parte de la trama.

Un modesto profesor y especialista en arte recibe, de dos extraños personajes, un cuadro para analizar. Ese es el principio de una historia que complicará al profesor y a su familia con una banda internacional de piratas de arte, llamada la Banda Van Gogh.

A medida que los acontecimientos se precipiten, aparecerá una galería de protagonistas peculiares, algunos muy queribles como Quillo, el chico de la calle, Macarena, la hija del profesor o la estrambótica abuela, llamada El Capitán; y otros nada queribles, como el temible ciego Ojo Perdido.

A una trama apasionante, esta novela le agrega un excepcional registro de las particularidades del habla de distintos grupos de jóvenes, como los rockeros, los marginales, o las preadolescentes.

Con respecto a San Isidro, transcribimos estas líneas:

“Ese día el ciego los hizo mudarse temporariamente a una casilla de una villa de San Isidro, para evitar contactos con la policía”.


El ciego Ojo Perdido tenía organizado grupos de pibes de todas las edades que los hacía mendigar para él. Nos recuerda al malvado Fagin, personaje de Oliver Twist, del inmortal Charles Dickens, pero a diferencia del ciego de nuestra historia, los chicos carteristas de Fagin robaban a los londinenses.

Véase: MARCELO SUÁREZ DEL PRADO, El misterio del cuadro sin firma, Buenos Aires, Alfaguara, 1996, p. 93.


Este escritor porteño es también docente y músico; además, como dibujante es autor de la ilustración de la tapa de su libro.