San Isidro y la esgrima
 
“Un asalto entre hombres de honor, dirigido por un maestro animado de los mismos sentimientos, es una de aquellas diversiones propias del buen gusto y la fina crianza”.
Arturo Pérez-Reverte. El maestro de esgrima.



Introducción
Este trabajo forma parte de una investigación inédita sobre la esgrima a lo largo de la historia argentina. En estas páginas mencionaremos los asaltos de armas sanisidrenses que aparecen principalmente en publicaciones periódicas locales y porteñas del siglo XX.

La esgrima tiene sus orígenes remotísimos en las luchas de los gladiadores, y toma legendaria y considerable importancia durante la Edad Media, tanto en la guerra -en que constituía un medio de ataque y de defensa- como en la paz, por ser éste el ejercicio favorito de los caballeros que la practicaban en las famosas justas. Su evolución se fue extendiendo, siglo tras siglo, hasta principios del XVI, en que adquirió su máximo esplendor. Al iniciarse el XVII, atravesó un período de crisis, hasta que franceses e italianos le dieron un gran impulso, y el florentino Alberto Marchonni esbozó las líneas de la esgrima moderna. De su escuela salieron verdaderos maestros en este difícil ejercicio.
La esgrima no es -según la conceptuaba Montesquieu- la ciencia de los holgazanes y de los camorristas, ni -como afirmaba Potier de la Berthelière- un ejercicio para carniceros, sino un arte noble y difícil, cuya práctica exige un estudio asiduo e intenso -dada su técnica compleja- y la preparación que supone tanto para los músculos -ya que constituye una gimnasia extraordinaria- como para la inteligencia, debido al cálculo que requiere para la colocación, la defensa y los asaltos. Lo que en argot deportivo en general y también en esgrima se denomina “la forma”, es la resultante de una larga preparación y de un esfuerzo continuado y progresivo. Así considerada, la práctica del florete y de la esgrima tienen pleno derecho a disfrutar de jerarquía y de prestigio entre las armas utilizadas para los ejercicios deportivos.
Antes de la primera conflagración mundial, la esgrima era practicada casi exclusivamente para los duelos, que eran muy frecuentes para solventar cuestiones personales, de manera que los contendientes eran, en realidad, duelistas. Ha pasado a la historia, por ejemplo, el duelo celebrado en 1913 entre Paul de Cassagnac y el teniente alemán von Foerstner, cuya actitud con respecto a Francia -patria de Cassagnac- había provocado un incidente diplomático .
Si la evolución de las costumbres y de los hechos ha relegado a los duelistas al último plano de la actualidad, la esgrima, en cambio, ha pasado a ocupar un puesto preponderante entre las pruebas deportivas mundiales, y se ha convertido en un deporte exento de brutalidad; sus desbordamientos, trágicos o simplemente ridículos, pertenecen al pasado. Ahora la esgrima ofrece una fuente inagotable de salud y de alegría, y goza de gran prestigio, pues ha sabido conservar, desde su incorporación al deporte, su técnica y sus tradiciones de cortesía y elegancia. Éste es uno de los pocos deportes que, por otra parte, puede ser practicado hasta una edad avanzada. Hay quien afirma incluso que media hora de esgrima todos los días permite prolongar la vida durante unos diez años más .

La esgrima en Buenos Aires
La esgrima es el arte de servirse de las armas blancas de mano del mejor modo posible, tanto en el ataque como en la defensa. En América los indígenas se adiestraban con sus lanzas y chuzas; luego el gaucho hizo...


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