Esgrima femenina
La moda de la esgrima femenina ha sentado definitivamente sus reales en Londres, a pesar de ser aquella la sociedad del cant y del shoching.
Las hijas de la princesa de Gales han dado tono a la moda, tomando grandísima afición al florete, arma verdaderamente propia para que puedan manejarla las mujeres. A las primeras ha seguido una porción de damas de la alta aristocracia, jóvenes y guapas por supuesto. Las actrices más encantadoras de la escena inglesa han ingresado igualmente en la legión de tiradoras, y a la cabeza de ellas figura la hermosísima mistress Langstry, la azucena, como la llamaban antes de que emprendiera la carrera de actriz, que tantos millones le ha dado.
Las tiradoras inglesas no usan, sin embargo, un traje que haga resaltar sus formas esculturales, ni que de relieve a las posturas académicas.
Visten pantalón parecido al de los hombres y que les llega hasta el tobillo, falda corta, cuerpo ceñido, y sobre este el indispensable peto. La careta y las manoplas son las de los hombres.
En los almacenes de Londres venden ya el equipo completo de esgrima para señoras, y no cuesta más que la módica suma de tres libras.
Esgrima femenina, Sud-América, Buenos Aires, 11 de junio de 1891, Noticias, p. 2
En la ilustración, de 1888, se puede apreciar una sala de armas de Nueva York.