Duelo a garrotazos
 
Francisco de Goya y Lucientes, Duelo a garrotazos, Madrid, Museo del Prado, lienzo, 1,23 m. x 2,66 m. (1820-1823)


La obra muestra a dos paisanos con las piernas enterradas en la arena luchando, por lo cual el que primero caiga morirá irremisiblemente al no poder escapar. ¿Simboliza la guerra civil, la estupidez humana o la inconsecuencia llevada a sus límites extremos?

Se trata de una las pinturas negras. En 1819 Goya compró una quinta cerca del Manzanares, el río junto al cual había situado numerosas obras de su juventud. Allí, el pintor viejo, casi solitario, amargado y evocando los fantasmas de su existencia pasada comenzó a pintar las paredes de su residencia; allí permanecieron hasta 1873 en que el barón Emile d’Erlanger adquirió la propiedad, las mandó pasar a lienzo, siendo restauradas (y al parecer corregidas, retocadas o dulcificadas por Martánez Cubells), y finalmente las donó al Prado en 1881.

Reciben el nombre de pinturas negras tanto por el color, que va del blanco al negro, y ciertos tonos castaños o dorados verdosos con algún acorde rojizo, como por su tenebrosa significación, pesimista, sombría y desesperanzadora. Tienen presente el común denominador de la muerte en todos sus sentidos. Se advierte que Goya pintó cuando quiso y como quiso, para sí mismo, sin necesidad de ofrecer su obra a otros, lo que explica la libertad de ejecución y el carácter enigmático de las composiciones.

Juan J. Luna, Guía actualizada del Prado, una Historia de la Pintura a través de las obras del Museo, Madrid, Ediciones Alfiz, 1994, p. 123


Aquella pintura también es conocida como La riña.