La actuación del padre José Zanocchi en Victoria, por la Lic. Andrea Manfredi
¿Cómo se presenta a un hombre que primó las necesidades del prójimo? ¿Cómo se presenta a un hombre que supo entender el sueño de otro y llevarlo a cabo en una tierra que le era desconocida? ¿Cómo se presenta a un hombre que nunca bajó los brazos ante circunstancias adversas? ¿Cómo se presenta a un hombre que hizo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, una gran obra aquí en América?
La mejor manera, sin duda, es hacerlo con sencillez, la misma sencillez que caracterizó su vida.
El padre José Zanocchi nació en Cegni, a 35 km. de Voghera, Italia, el 28 de octubre de 1873, en el seno de una familia de campesinos acomodados. Su padre, don Pedro Zanocchi, ejerció el cargo de alcalde en el lugar.
El impacto que experimentó Zanocchi al conocer a San Luis Orione durante una visita que este hizo a Cegni en 1899, fue tan grande que ese mismo año, el 10 de octubre, entró en la Congregación en Tortona y el 17 de diciembre de 1904, recibió el orden sacerdotal.
Dieciocho años después, el 15 de enero de 1922, encabezó el grupo de seis religiosos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia que desde el puerto de Génova se trasladaron a América del Sur llamados por su superior, Don Orione, que se había desplazado desde Buenos Aires a Río de Janeiro para darles la bienvenida. Junto con el padre Zanocchi viajaron los padres José Montagna, Enrique Contardi y Carlos Alferano, junto a los clérigos José Dondero y Francisco Castagnetti. Un año antes, Don Zanocchi le escribía a su superior, que en ese momento se encontraba en el Brasil, para ofrecerse como misionero en esas tierras. Por lo que el 31 de octubre de ese mismo año Don Orione le respondía: Me has pedido si ahora que murió tu padre, podías venir también tú como misionero. Sí, caro Don Zanocchi, es una verdadera inspiración de Dios la tuya: te tomo la palabra
.
El 6 de febrero de 1922, el buque atracó en Buenos Aires y al otro día los seis religiosos se trasladaron a Victoria. Cinco días después, el 11 de febrero, Don Orione en persona, con la asistencia de los recién llegados, ofició su primera misa en Argentina. El templo de Victoria se transformaba así en la cuna de la Obra en América.
Sin embargo, la tarea no era fácil. Don Orione, en una ocasión, escribió sobre Victoria: Victoria tendrá unas 400 almas y los domingos concurren a misa entre 50 y 60 personas. Una de las razones por los que prefería Victoria a otros lugares bajo varios aspectos mucho mejores fue precisamente porque este se me presentó como un pueblo completamente abandonado. La población estaba formada en su mayor parte por ferroviarios, gente que no es estable, que generalmente está inscripta en el registro de los partidos más avanzados; algunos padres arrancaron de las manos de sus hijos las medallas donadas por nosotros
.
Con la inmigración habían llegado también extrañas tendencias anárquicas y anticlericales, bastante arraigadas en la localidad, que dificultaban la tarea de estos religiosos. Don Orione y el padre Zanocchi soportaron agresiones de todo tipo, incluso físicas, pero siempre siguieron adelante confiando en la Divina Providencia.
El padre José nunca gozó de buena salud, padecía de artritis. Por esa misma causa, Don Sterpi, uno de los religiosos de la Congregación, le menciona a Don Orione en una carta fechada el 9 de noviembre de 1921 lo siguiente:
si bien su carácter es muy práctico, se adapta más bien a un trabajo tranquilo y sin muchas preocupaciones, caso contrario le sobreviene el dolor de cabeza. Ciertamente él es un santo y los santos hacen milagros.
Don Zanocchi estampó su firma por primera vez en Victoria en el Libro de Bautismos Nº 1, folio 41 de la Iglesia, suministrando el sacramento a la niña Elsa Leda el 18 de febrero de 1922, y realizó el primer enlace matrimonial entre Gerardo Fornari y Aurora Altomare Meilé el 15 de junio de 1922, hecho que figura en el Libro de Matrimonios Nº 1, folio 18.
En mayo de 1922, Don Orione dejaba la Argentina para retornar a Italia. Dos meses atrás, más precisamente el 19 de marzo, había nombrado como superior de la Orden de los Hijos de la Divina Providencia en América al clérigo José Zanocchi, en donde en esa fecha comunicaba también a sus hijos en el Brasil que el padre José no sólo sería superior en Argentina, sino también de los residentes en Brasil.
En 1927 el templo de Victoria fue elevado a parroquia Nuestra Señora de la Guardia siendo su primer párroco Don José Zanocchi, cargo que ocuparía hasta el 20 de abril de 1937, momento en que renunció para desempeñar con mayor eficiencia las funciones de Superior de la Orden. Años atrás, Don Zanocchi había edificado un nuevo retablo en el altar mayor dedicado a la Virgen genovesa. Este fue bendecido por el Nuncio Apostólico, Monseñor Juan Beda Cardinale, el 21 de diciembre de 1924.
Previamente, el 1 de septiembre de 1924, a instancias del padre Zanocchi, aparecía el primer número de la revista de la obra en la Argentina,
Obra de la Divina Providencia, de publicación quincenal y editada en la casa parroquial. Era la primera revista de la Congregación que salía en lengua española.
Zanocchi no sólo desempeñó obras de embellecimiento en el templo parroquial, sino también en el pueblo ferroviario de Victoria. Junto a otros vecinos del lugar, trabajó intensamente por el adoquinamiento de sus principales calles, una de ellas la actual Simón de Iriondo, que en ese momento bautizó bajo el nombre de Obreros ya que ésta era la vía que utilizaban los operarios para dirigirse a los talleres ferroviarios. Al mismo tiempo, incrementó su misión dando asistencia a los enfermos en el hospital y domicilios particulares y creó además diversas instituciones desde las cuales se anunciaba el mensaje cristiano y se brindaba asistencia a los más necesitados, tales como la Acción Católica, la Conferencia Vicentina de Caballeros Cristo Rey, inaugurada el 18 de diciembre de 1927, siendo su primer presidente el Sr. José Parodi, las Cofradías de Ntra. Sra. de la Guardia y de Luján, el Apostolado de la Oración, la Guardia de Honor de Caballeros, la Asociación de la Doctrina Cristiana, la Congregación Mariana de Jóvenes, las Hijas de María y otras. Indudablemente, con esta labor, se intensificó el sentir religioso tanto en la parroquia como en sus alrededores.
Otra muestra de la inteligencia del padre José fue la institución del Día del Kilo. El mismo consistía en la donación de alimentos solicitados a comerciantes de la ciudad (en la medida de un kilogramo) para ser distribuidos entre los más carenciados. También solicitó a la feligresía contribuciones y donativos para la reparación de los techos. Para ello, en 1934, fue abierto en la secretaría parroquial un libro en el que quedaban inscriptos los donantes para realizar dicha tarea de suma urgencia.
Impulsó también la construcción de la Capilla Santa Teresita del Niño Jesús en Virreyes en el entonces barrio del Bañado, situada hoy sobre la calle Sobremonte, que fue bendecida por el mismo Don Orione el 3 de enero de 1937, en su segundo viaje a la Argentina. Se daba origen así a otro foco de vida espiritual a partir del año 1930. Más adelante, en 1946, el RP Vicente Romé f.d.p., iluminado por este espíritu, construyó en el Barrio Crisol, en la calle Kennedy al 2000, la Capilla de la Medalla Milagrosa.
Para impartir el mensaje cristiano se inauguró en abril de 1923 la catequesis en la Iglesia de Victoria. El padre José hizo circular dos cartas: una dirigida a los niños, instándolos a concurrir y otra a los padres de éstos recordándoles su obligación de enviarlos. La catequesis se impartía todos los domingos a las 15 horas para los niños y a las 16 horas para las niñas. Además, desde los primeros años en Victoria, el Padre José procuró que todos sus religiosos realizaran la confesión semanal. Por tal motivo, se encontraba un confesor fijo a disposición de la comunidad.
Para el crecimiento de la Obra en América, en 1926 el padre Zanocchi inauguró en Victoria el primer Postulantado de la Pequeña Obra de la Divina Providencia en Sudamérica. Sin embargo, su espíritu inquieto no dejaba de idear proyectos, por lo que un año antes, el domingo 26 de abril de 1925 se concretaba el sueño de un establecimiento educativo con la bendición y colocación de su piedra fundamental. Nacía el Colegio San José que abrió sus puertas en 1926. Otra de las tareas del padre José fue la de fundar una escuela tipográfica en los recintos de la parroquia, sueño que se concretó en 1927 con la aparición de la Tipografía San José, la cual formaría futuros imprenteros.
Como se dijo anteriormente, en 1927 el templo de Victoria fue elevado a parroquia. Esto se realizó a instancias del padre Zanocchi que viendo que la actividad en Victoria era cada vez más intensa, elevó el 9 de septiembre de 1926 la solicitud al Obispado para desligarla de la parroquia Ntra. Sra. de Aránzazu en San Fernando.
En 1954 le fue diagnosticado cáncer duodenal por lo que pasó sus últimos momentos en el Hogar Sacerdotal de Claypole, siéndole administrada la Extremaunción por el Director Provincial, Revmo. Don José Fiori, falleciendo a las 22.30 horas del lunes 17 de mayo de 1954 a los 80 años de edad. Sus restos fueron llevados al cementerio del Pequeño Cottolengo de Claypole.
Años más tarde, el 1 de agosto de 1960, el RP Juan Bernardo Ivertowski solicitó autorización para enterrar los venerables restos del padre Zanocchi en la iglesia de Victoria. Y así, el domingo 21 de mayo de 1961, se realizó su traslado a Ntra. Sra. de la Guardia por deseo de los vecinos que amaban y deseaban tener al padre José en su localidad. En la placa que hoy en día se encuentra en el atrio de la parroquia yace grabado: SACERDOTE JOSE ZANOCCHI F.D.P. DESCANSA AQUÍ EN LA PAZ DEL SEÑOR. N. CEGNI PAVIA ITALIA 28/10/1873 +CLAYPOLE ARGENTINA 17/5/1954 EN VICTORIA 21/5/1961 HOMENAJE DEL PUEBLO.
Ese día estaban presentes el Obispo Diocesano, S. E. R. Mons. Antonio María Aguirre, el Intendente de San Fernando, Sr. Gervasio Ipuche y otras personalidades. Con anterioridad, el 17 de diciembre de 1954, durante la gestión comunal de don Luis Castellari, en ocasión de los cincuenta años de su ordenación sacerdotal, le fue impuesto su nombre, a una calle de la localidad.
Como una forma de conmemorar la actuación y presencia de este santo que en compañía de San Luis Orione caminó por las calles de Victoria, el RP Lorenzo Nicola f.d.p., junto a la Capilla de la Medalla Milagrosa, erigió en el año 1955, el Hogar Padre José Zanocchi. A tal fin, adquirió dos lotes de terreno en los que se levantaba una humilde casa para comenzar con esta bienhechora obra que asiste hoy en día a niños pobres y aquellos con discapacidad profunda.
El padre Zanocchi es recordado con profundo amor y respeto entre sus Hijos de la Divina Providencia debido a su gran labor como primer párroco de Victoria, Superior de la Congregación en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, Director Espiritual de la naciente Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en Argentina y sus seis años de Vicario General en Italia desde 1946.
Es importante destacar la historia de este santo que, con la entrega incondicional hacia el bien del prójimo, hizo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia en América, una gran obra que hoy en día sigue creciendo.
San Luis Orione dijo de su amigo y compañero:
El goza de toda mi estimación, de toda mi confianza, de todo mi afecto en Jesucristo, puesto que es uno de los que más ha comprendido el espíritu de la Congregación y ha vivido por más largo tiempo en la Casa Madre de Tortona, bajo mis miradas, ejemplo de vida y de humildad, de fe, de sacrificio, de trabajo continuado, de penitencia, de caridad, de abnegación en casa [
] En todas partes siempre pronto, siempre contento y modesto, siempre sacerdotalmente dulce, siempre lleno de caridad: ¡digno religioso de la Divina Providencia!
El padre Zanocchi junto a otros grandes de la congregación: de izquierda a derecha, los reverendos padres Carbone (con anteojos), Don Orione, José
Zanocchi; su biógrafo, José Dutto y José Montagna.
Ilustración de portada: El padre José Zanocchi acompañando a Don Orione en el barco que lo llevaría de regreso a Italia (1937).