Correo de lectores: Una calle para Tomás Grigera, por Juan Bautista Fos Medina
 
Tomás Grigera es un personaje de nuestra historia a quien se le aplica la frase evangélica de que “nadie es profeta en su tierra”. Veamos por qué.

Había nacido por 1755 y murió en su quinta de Flores en 1829. Fue propietario rural, luchó durante las Invasiones Inglesas, fue pionero del pueblo de Lomas de Zamora, fue conocido como el Alcalde de las Quintas, por su cargo y por su gran ascendiente sobre los vecinos de las chacras al sur de la ciudad de Buenos Aires. Fue líder de la asonada del 5 y 6 de abril de 1811 en apoyo a Cornelio Saavedra y por oposición a la facción morenista de la Junta. Fue asimismo un insigne precursor de la agricultura en nuestro país y, por encargo de Juan Martín de Pueyrredon, escribió el Manual de Agricultura, publicado en 1819, estudiado y elogiado por Aimé Bompland. En mérito a ello, Clemente Onelli, lo llamó el prócer del trabajo de campo en las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Ahora bien, en función de lo dicho, teniendo en cuenta solamente este último aspecto de su vida, es llamativo cómo Bompland merecidamente tiene una calle en la Capital Federal (en Palermo) y Grigera, hijo de la tierra no. En este sentido, es oportuno recordar que dar a cada uno lo suyo, es el acto propio de la justicia.